miércoles, 12 de febrero de 2014

NO SE LO QUE QUIERO

Si tuviera que definir mi vida con una sola palabra, seguramente esta palabra seria incertidumbre. Y no porque en mi vida me haya topado con predicamentos y vicisitudes, (que los he tenido al igual que cualquier persona del mundo. Pero en este caso me refiero a que la incertidumbre, que define mi vida, la mayoría de las veces proviene de mí. O quizás debería decir, proviene de mi mente.

Durante muchos años he estado vagando por aquí y por allá. Muchos de mis amigos me recordarán, después de mucho tiempo, como el tipo que se dedicaba a todo y a nada en concreto. En mi vida laboral he sido desde asesor telefónico, hasta editor de videos de inducción para uso interno en empresas.

Aunque también he pasado por actor de teatro, redactor publicitario, ilustrador de comics, dibujante de planos arquitectónicos, dibujante de dibujos animados, locutor, constructor de maquetas. Cosas para las cuales nunca tuve una preparación formal al cien por ciento. A esta pequeña pero dispersa lista habría que añadirle todas las cosas que he hecho, o que puedo hacer, pero por las cuales nunca me han pagado. El escribir este artículo es un ejemplo de ese tipo de cosas.

Como se habrán dado cuenta al leer esto, yo soy ese tipo de personas que la mayor parte del tiempo no sabe lo que quiere. En algunos momentos de mi vida ni siquiera he tenido claras mis prioridades, pero como dijera Galileo: “Y sin embargo se mueve”.

Desde que tengo uso de razón todo mundo se jacta de ser personas decididas, todo el mundo ensalza a las personas que presumen, muchas veces sin siquiera demostrarlo, de ser personas que saben lo que quieren en la vida. Y casi siempre el primer paso de todo plan prefabricado y complaciente de gurús, para buscar el éxito, es: “Decide que es lo que quieres lograr en tu vida.

Esto no es exclusivo de la autoayuda de bolsillo, tradicionalmente como parte de nuestro proceso formativo, se nos pide a los 15 o 16 años, que decidamos a l que queremos dedicar el resto de nuestras vidas. Muchas veces ni siquiera nuestros caracteres sexuales se han desarrollado por completo, pero los adultos que han olvidado lo que se siente ser joven, nos exigen que decidamos, en cuestión de semanas, el oficio o la profesión de la cual nos vamos a jubilar cuando lleguemos a los 60 años.

Yo recuerdo que, a esa edad, todos pensábamos que Shakira sonaba bien, que Britney Spears era lo máximo, y que el proyecto de la bruja de Blair había ocurrido en realidad. Por o tanto es obvio que nuestra capacidad de discernimiento no estaba desarrollada aún.

Estoy de acuerdo en que todo mundo debería encontrar cual es su misión en esta vida, o la razón por la cual esta parado sobre esta tierra. Pero si la consecuencia directa de esta afirmación, es que aquella persona que aun no ha encontrado su misión en la vida, esta viviendo en el error, definitivamente no estoy de acuerdo.

Lo mas seguro es que uno cambiará de parecer, de gustos, de objetivos y de prioridades a lo largo de su vida. Si eres alguien creativo y curioso, los cambiaras constantemente, si eres una persona aburrida y cuadrada los cambiaras pocas veces. Pero aun así cambiaras de vez en cuando.

No saber lo que uno quiere en la vida, o no estar completamente seguro de lo que te propones, es bueno también. Si no sabes lo que quieres, es por que aun te encuentras descubriéndolo, y durante el proceso aprenderás sobre las demás personas, sobre la vida y sobre ti mismo. En cambio si tú ya sabes, y estas cien por ciento seguro, de lo que quieres, lo mas probable es que hayas querido muy poco, o bien no hayas pensado con suficiente profundidad.

Debo aclarar, si es que a caso algún joven llega a leer este artículo, que mi vida no es ejemplo para nadie y que ciertamente no represento a una persona normal y virtuosa. Hace mucho tiempo que dejó de interesarme lo que las demás personas piensen sobre cualquiera de los aspectos de mi vida, mi apariencia o mi personalidad, aunque ciertamente esto no fue así siempre.

En este punto de mi vida tampoco me interesa mucho el futuro, o mi porvenir. Para la mayor parte de los aspectos de mi vida todas las noches hago un borrón y cuenta nueva para mi mismo, pero no para el resto de las personas. Al resto de las personas si me encargo de estudiarlas bien y ponerles su correcta etiqueta. Pues eso hace las cosas más fáciles para mí.

Mientras pueda conseguir comida y pagar los servicios básicos, dentro de los cuales sorpresivamente no se encuentra el Internet, me doy por bien servido. No tengo planes a largo plazo, tan solo tengo una vaga imagen de como podría ser mi vejez, aunque seguramente la vejez que realmente me espera será muy diferente a lo que me imagino, en caso de llegar a ella. Si algo he aprendido en esta vida, es que los planes solo sirven para obtener resultados distintos a los que esperabas. Como si se tratase de una invocación, donde por culpa de decir en voz alta lo que deseas esto mismo provocara que no lo obtuvieras.

Una vez que uno logra superar el vértigo de no tener un plan de vida, tal vez podría llamarle “parkour vital”, (y tal vez debería ir a registrar esa frase ahora mismo) uno descubre que la falta de planes provoca que, automáticamente, aparezcan ante ti una infinidad de posibilidades. Las cuales son completamente posibles y realizables, pues al no tener nada planeado, te encuentras libre de bitácoras, planeadores, horarios o compromisos.

En resumen uno no tiene porque sentirse inseguro al no saber lo que quiere. Saber lo que quieres y tener tus objetivos bien definidos es sumamente importante, y te da una gran ventaja, pero no significa el fin del camino. El no saber lo que quieres tampoco significa que te encuentres en desventaja. Yo veo a ambas opciones como maneras distintas de enfrentar la vida, cada una de ellas igual de valida que la otra.

Lo verdaderamente importante en la vida es saber lo que uno no quiere.

Como espectador de otras vidas, he visto a muchas personas dar tropiezos y hasta caer, por no darse cuenta de que se acercaban a algo que no querían. La mayoría de la gente se concentra tanto en lo que quiere, que no se dan cuenta cuando llegan accidentalmente a un lugar por donde no deberían de haber pasado para llegar a donde quieren. Al igual que Tales de Mileto cayera en un pozo accidentalmente por tener su vista fija en las estrellas, y no darse cuenta de que se acercaba peligrosamente a una zanja.

Una mala relación con la pareja equivocada, un mal jefe en una mala empresa, una mala amistad que nos traerá problemas. Muchos son los ejemplos de las cosas malas con las que podemos tropezar, por bajar la guardia, mientras nos concentramos en el auto nuevo que queremos, la casa de nuestros sueños, o ese viaje al extranjero que deseamos desde hace tanto.

Mi consejo para todos (incluyéndome a mí) seria que nos aseguráramos de identificar todas las cosas que no nos gustan, y que no queremos en nuestra vida, y en caso de encontrarlas, alejarnos de ellas lo más rápido posible.

1 comentario:

  1. Hola Carlos.
    Mucha gente vive con la misma incertidumbre que comentas en tu artículo, pero tú eres capaz de plasmarlo en letras de manera y éstilo adecuado.
    También sigo tu podcast en solitario. Grandes temas para reflexionar.

    Saludos

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