viernes, 8 de agosto de 2014

GUION DE PODCAST PERDIDO

En esta ocasión les traigo este articulo, que en realidad es el guión de un podcast que realicé hace un par de años. Este episodio de podcast estaba alojado en un servidor que desaparecio sin que me diera cuenta, por lo tanto el audio se perdió. Nunce me fue posible recuperarlo, asi que este texto es lo único que queda de dicho episodio. El cual lamentablemente era uno de los que mejor me habian quedado.

En este podcast abordé el tema de nuestra vida, lo público, lo privado y las nuevas realidades que nos dictan el Internet y las redes sociales.



Aquí estoy nuevamente, desde un lugar insospechado haciendo un podcast, con la esperanza de que quede alguien por ahí con el interés de escucharme después de tanto tiempo de no haber publicado nada a través de este feed. Casi estoy seguro de que así será, porque internet es muy grande y de seguro alguno de ustedes un está por ahí todavía suscrito a este podcast. Y si no pues siempre están las benditas redes sociales, a través de las cuales siempre podemos estar en contacto.

De seguro se están preguntando porque hace un momento dije que me encuentro desde un lugar insospechado haciendo este podcast. Y lo que pasa es que ahora me encuentro haciendo este podcast al aire libre, mientras doy un pequeño paseo… Bueno, en realidad no- En realidad al momento de grabar esta locución me encuentro en mi estudio, en el lugar en donde grabo siempre mis podcasts y video blogs. Pero a diferencia de podcasts anteriores en esta ocasión la concepción de este podcast si que la hice al aire libre.

Exactamente mientras daba un pequeño paseo por una área verde, alejada del bullicio de centro de mi ciudad. De hecho desde aquí puedo ver gran parte de la ciudad, la vista es muy buena y de verdad inspira pensar que las personas de cierta forma nos hemos creado nuestra propia cárcel física de concreto y acero en el centro de las ciudades de las cuales solo somos libres de abandonar en muchos casos tan solo los fines de semana.

Si, es verdad que las ciudades están hechas para protegernos de los elementos y de otras amenazas de la naturaleza. Pero también debemos aceptar que en ocasiones lo mejor para nosotros es estar una buena temporada cerca de la naturaleza, empaparnos de un ambiente de imágenes y sonidos naturales. Aunque, como dice el biólogo Enrique Ganem, todo lo que es hecho por los seres humanos es natural, los edificios, los automóviles, las computadoras, los trenes, la ropa, los plásticos, absolutamente todo es natural, por el simple hecho de que es hecho por nosotros que somos pate de la naturaleza y que para fabricarlos utilizamos elementos de la naturaleza.

No podemos crear nada con elementos que no hayan estado desde un principio en el mundo y que por ende son parte de la naturaleza, tan solo podemos manipularlos, para sacarles el mayor provecho posible. Por lo tanto nuestra artificialidad resulta ser algo muy natural para el ser humano.

Pero bueno, ya me fui por la tangente, les estaba hablando de esta nueva experiencia de podcastear desde la naturaleza, de podcastear incluso mientras camino, la tecnología nos permite hacer cosas que no podíamos hacer antes e incluso de maneras en las que nunca pensamos que podríamos implementar. Tal y como lo estoy haciendo yo en esta ocasión. Ahora hay varias personas por estos parajes. Son más de lo habitual, seguramente porque he venido aquí a una hora en la que no acostumbro venir y honestamente me siento un poco intimidado por el hecho de estar desarrollando este podcast en público.

Creo que como geek del internet, uno nunca deja de sentirse el bicho raro en donde quiera que esté. A principios de la década éramos los tipos raros que no salíamos de nuestra habitación y que preferíamos pasar todo el día enfrente de una pantalla en lugar de convivir con otras personas, y ahora que los smartphones, agendas tablets y demás cachivaches nos han permitido volver a salir a las calles, elegimos salir a la calle ni más ni menos que para hacer un podcast o un video blog… pero bueno de que me quejo, no puedo negar que esto me gusta.

A pesar de haber comenzado a hacer podcasts hace ya casi 5 años no deja de parecerme rara la idea, y más al estar podcasteando mientras doy un paseo, me parece rara les decía, la idea de esta conversación que entablo en cada podcasts, una conversación de uno a varios, de mi que no los conozco, a ustedes que me conocen tan solo a través de las pocas cosas que he hecho para internet. Esta es una conversación de una sola vía, aunque claro ustedes pueden contactarme y mandarme su retroalimentación a través de las acostumbradas vías de contacto como son twitter, facebook. Ya saben @CarlosArizpe en twitter.

Pero aun así no deja de ser algo raro para una persona común y corriente como yo, cuya formación profesional no se supone que me debería haber llevado por estos rumbos de la comunicación. Yo debería estar dibujando o haciendo edificios, y es en estos momentos cuando me pregunto qué hice mal… pero luego me acuerdo y creo que hay cosas que es mejor no replantearse… Hablando de lugares públicos, un lugar público como en el que estoy en este momento es un sitio en el cual estas potencialmente expuesto al resto del mundo y desde el cual el resto del mundo está también expuesto a ti.

Un lugar público básicamente es fuera de tu área de confort, un lugar en el que se supone podrías estar en contacto directo y comunicándote con personas que están físicamente cerca de ti. En cambio una persona de la era digital, como por ejemplo un servidor, se impone esta especie de aislamiento personal, para comunicarme con personas que difieren conmigo en el tiempo y el espacio, en mi caso a través de este podcast, pero en el caso de muchos de ustedes a través de los smartphones usando las redes sociales, twiteando informando a sus seguidores en donde están, que están comiendo, hacia donde se dirigen, con quien se acaban de encontrar. Lo cual desde mi punto de vista está muy bien, estupendamente bien.

Me imagino lo que hubieran dado las personas de otras generaciones, de otros momentos de la historia para poder haber tenido estas ventajas de la tecnología que ahora gozamos nosotros. Esto me lleva a pensar en lo curioso que resulta que el hombre moderno ante la posibilidad de romper la barrea del tiempo y el espacio elija romperla. Y me pregunto qué otras cosas de nuestro entorno, de nuestra naturaleza o de nuestra conducta elegiremos cambiar en el futuro cuando nos encontremos ante la posibilidad de cambiarlas. Preferimos comunicarnos con personas distintas a las que en teoría y ciñéndonos a los lineamientos físicos con los cuales nacimos, no podríamos y no deberíamos de poder comunicarnos.

 Por ejemplo, en este momento de mi vida, en el aquí y el ahora en el que me encuentro, estoy en un paraje recreativo en la ladera de una montaña desde la cual puedo ver gran parte de la ciudad. En teoría debería de estar disfrutando de un paseo a pie o a lo mucho debería estar ejercitándome mientras escucho música con mis audífonos, como lo hacen el resto de las personas que están aquí. Yo no debería de poder estar comunicándome con ustedes y por su parte ustedes no deberían de poder estar escuchándome.

Esencialmente yo no soy más que un tipo en la ladera de una montaña viendo hacia la ciudad mientras habla solo, si me quitaran el micrófono con el cual estoy grabando esto, no sería más que un loco hablando solo, que en cierta forma lo soy. Pero con el micrófono que tengo en este momento, si de casualidad se me acercara alguien para ver porque estoy hablando solo, podría fácilmente explicarle que estoy grabando con este micrófono para un podcast que suelo publicar…cada seis meses. Y así saldría fácilmente de ese momento incomodo.

Esa sería la única diferencia entre un podcaster y una persona que no es podcaster. Un micrófono y ganas de usarlo. Esto me recuerda a un documental que vi hace apenas unas semanas y que es uno de los documentos más impactantes que he visto en mucho tiempo, al momento de verlo me pareció casi surreal. Se trata del documental We Live in Public del año 2009 producido por Ondi Timoner y Keirda Bahruth y dirigido por Ondi Timoner el cual es vendido como “la historia del emprendedor más controversial de los últimos tiempos, sobre el que nunca has escuchado nada”.

La historia del documental comienza cuando en los 80s el protagonista Josh Harris, aquí hago un alto porque quizás este sea un nombre que ustedes deseen recordar para futuras búsquedas y referencias, recuerden se llama Josh Harris. Su historia comienza en los 80s cuando en una capacitación de su trabajo un tipo fue a dar una charla sobre el internet, en aquel entonces nadie sabía nada de internet, este sujeto dibujo un esquema más bien para niños, según palabras del propio Josh para explicarles cómo funcionaba el internet. Desde ese momento Josh supo que internet era algo grande, que iba a cambiar el mundo por completo y que era algo en lo cual todo mundo, sobre todo él debería estar.

Comenzó haciendo estudios de mercado para empresas que entraban en internet y a decir del documental los negocios le salieron excepcionalmente bien pues a principios de los 90s Josh y su empresa hicieron mucho dinero, lo suficiente como para echar a andar su siguiente empresa. A mediados de los 90s Josh y otras personas fundaron Pseudo.com. Voy a ponerlo de esta manera, en 1998 Josh Harris intento hacer algo que apenas ahora están logrando hacer algunas empresas del primer mundo. Estructuró y puso a funcionar una cadena de producción y transmisión de contenidos por internet, en 1998 y 1999 creó un concepto de transmisión por medio de audio video y chat a través de internet en donde la gente podía ver e interactuar con los conductores de los programas al mismo tiempo.

Desde luego, es fácil para nosotros 10 años después de que sucedió todo esto darnos cuenta de que tal concepto estaba destinado al fracaso dado que las velocidades de internet eran menos que mínimas, hubiera sido necesaria la potencia de todo un cibercafé de aquellos tiempos tan solo para poder recibir la transmisión de manera más o menos fluida. Pero bueno, esta es una prueba más de que todo es posible si tienes el dinero suficiente para hacerlo.

Y se ve que Josh Harris lo tenía, pues su siguiente proyecto fue mucho más visionario. En la actualidad podríamos decir que una cadena de contenidos transmitidos vía internet es hasta cierto punto la norma, es sencillo ver que la comunicación está migrando hacia internet. Pero el siguiente proyecto de Josh Harris, llevado a cabo a finales de 1999, incluso a día de hoy difícilmente podría ser considerado como la norma. Se llamó “Silence we live in public” y constaba de la convivencia de 100 artistas, viviendo en un bunker en el subsuelo de Nueva York, de donde no podían salir, pero si podían convivir físicamente, pero además por tele presencia con cámaras de TV y monitores interconectados en un sistema de comunicación que funcionaba las 24 horas.

Los participantes dormían en una especie de camas literas en donde cada una tenía su cámara y micrófono individual, toda la comida y bebida que necesitaran les era suministrada sin ningún tipo de cargo, y se podía hacer cualquier cosa, incluso practicar tiro al blanco, pues en el bunker también tenían una sección donde almacenaban armas.

No voy a revelarles mas la historia, tan solo decir que este insano experimento solo termino hasta que la policía entro en el bunker para desalojar a todos los participantes y organizadores de este experimento, lo cual sucedió en plena mañana del día después de la noche del milenio. Es un documental que debe ser visto por cualquier persona que intente hacer alguna especie de negocio o actividad adentro de internet, pues en cierta manera podríamos decir que ya es parte de la historia antigua del internet. Además como dato curioso cabe mencionar que una vez que este experimento hubo terminado todo el archivo de video grabado durante el experimento, más de cinco mil horas en video, paso a formar parte de los archivos del MoMa en Nueva York.

Ahora, debo confesar que en cierto momento del documental llegue a pensar que se trataba de un documental falso, uno de los famosos “muckumentarys” al estilo d las películas de Woody Allen, o el famoso documental Alternativa 3, con el faso viaje a Marte que hizo los estados unidos en 1962, o más recientemente el falso documental de l falsa vida del Neozelandés Colin McKenzie, supuesto pionero del cine, del cine sonoro, de la cámara escondida, del cine épico y del cine a color, el cual solo existió en la imaginación de Peter Jackson a mediados de los noventas. Incluso tuve que detener el video del documental para poder hacer una rápida búsqueda por internet y saber si este tal Josh Harris no se trataba de la invención de algún director de cine ocioso y con unos cuantos millones de dólares de sobra.

Luego de una breve búsqueda parece ser que existen suficientes documentos, entrevistas en Televisión tanto actuales como de principios de la década pasada, además d artículos de importantes sitios de internet a finales de los 90s que recogen y avalan la historia de emprendimientos visionarios del ahora olvidado Josh Harris. Así que ahí está la recomendación, busquen el documental de We Live in Public, en su página de respaldos de datos favorita, porque recuerden, no es piratería, solo son respaldos de información que alguien mas hace y que nosotros nos encontramos por ahí de casualidad. Y les digo esto porque es más fácil que encuentren este documental en una de estas páginas, que en alguna tienda o lugar de renta de películas. Sin embargo ustedes son libres de buscar en donde su bolsillo mejor se los permita.

Cuando comencé el podcast mencione que me sentía como el bicho raro y un poco intimidado de estar haciendo un podcast en un lugar público. Sin embargo al momento de decir esto cerca de mí se encentra una mujer, que también vino a dar un paseo, y está tomando fotografías de la vista que tenemos de la ciudad desde este punto, con su cámara digital. Por lo tanto, creo que ahora ya no me siento tan extraño, o por o menos ahora ya no soy yo el único bicho raro. Aunque quizás lo más indicado seria decir que ahora gracias a la tecnología, todos somos bichos raros.

Lo que antes hubiéramos considerado raro o excéntrico, ahora lo consideramos la norma, como en el caso de Josh Harris. Eso solo me hace pensar que, sea como sea, el futuro en el que viviremos va a ser algo que sin duda alguna nos va a resultar extraño.

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