viernes, 5 de septiembre de 2014

TENGO MIEDO

 Son muchas las personas que me han preguntado por estos textos que he estado publicando, (en realidad fueron como tres personas las que me preguntaron, pero para mi son muchas, sobe todo si tomamos en cuenta que no los conozco de nada) pero como ya lo he mencionado en entradas anteriores, la transcripción a formato electrónico, de estos manuscritos, es algo que realizo en mi tiempo libre cuando no tengo películas, series o libros pendientes.

De tal manera que en las últimas semanas esta transcripción ha avanzado mas lento que un tramite de uso de suelo para edificacion de comercio, en territorio cubano. Pero no "desesperéis" pues la espera ha terminado.

En la entrada anterior de estos textos ya comenté un poco sobre la afición que teníamos, mis compañeros de salón en aquél tiempo y yo, por escuchar programas de miedo y misterio, que en aquel tiempo al parecer estaban de moda en el radio. Nuestra afición a ese tipo de temas iba un poco mas allá de ser simples escuchas de radio, como quedó registrado en esta pagina de mi diario.


20 de Octubre del 2000.

Esta semana la profe de español nos encargó de tarea que escribiéramos un cuento. Nos advirtió que no copiáramos un cuento que ya estuviera escrito por que para ella iba a ser muy fácil darse cuenta si nos copiábamos porque ella acostumbra leer mucho.

Me llamo la atención eso porque es algo que a mí también me gusta hacer, o sea leer muchas cosas, aunque en mi casa casi no hay ningún libro, nada mas mis libros que yo traigo de la escuela, pero cuando tenga trabajo creo que una de las primeras cosas que haré será comprar libros y revistas y un librero para ponerlos todos en mi cuarto.

Por ahora empecé la prepa haciéndome el propósito de leer todo lo que pueda, y escribir todo lo que pueda. Porque en la secu casi no escribía nada, y casi todos los libros que he leído son nada más de la escuela, o de la biblioetca, para hacer atreas. Y si para poder escribir necesitas leer mucho entonces tengo que empezar a leer libros que no sean de la escuela.

Para la tarea de la maestra yo escribí un cuento de un señor que se iba a morir, pero en mi cuento no había diálogos entre ningún personaje, se parecía mucho al cuervo de Edgar Allan Poe, se me hace que sin darme cuenta (hasta que estoy escribiendo esto me voy dando cuenta) de que me copie, lo que es más o menos, la atmósfera y la intención del cuento, porque lo que yo escribí también es así como triste.

En mi cuento el protagonista se está muriendo, en el cuento de Edgar Allan Poe lo que se muere es la cordura y la esperanza del personaje, obviamente el cuento de Poe es mejor.

Creo que mi cuento fue bueno, o al menos no fue el peor de la clase, por que leí el cuento de Juan Carlos y de Gregorio (Nota de Carlos del presente: Juan Carlos y Gregorio eran dos compañeros de clase).

El cuento de Juan Carlos era sobre un panteón donde se aparecían los muertos que estaban enterrados en el panteón, y al final la gente mandó quemar todo para que deje de haber fantasmas.

Lo que pasa es que Juan Carlos (nosotros le decimos Juanca, por Juan Gabriel) se inspiro en un libro de la Bruja de Blair que anda leyendo desde hace varios días, que quiero pedírselo para leerlo, y por eso escribió una historia tan descabellada. Porque hasta donde yo recuerde nunca he sabido de nadie que le mande prender fuego a un panteón completo, además de que los cuerpos de los muertos están bajo tierra. Pero bueno, es la clase de español, dudo mucho que de entre nosotros salga un gran escritor.

Cuando entregué mi cuento pensaba que era bueno, pero la maestra nos lo regreso así nada más. Afortunadamente no nos puso a leerlo enfrente de todos como yo pensaba que lo iba a hacer, pero tampoco nos hizo comentarios al respecto, sobre si le había gustado o no.

Así que no tengo a menor idea de si lo que escribí es bueno o malo. No me considero malo escribiendo ya llevo varios meses en las Clases de la Casa de la Cultura de Nuevo León y además en la secundaria llegue a escribir algunas cosas también para la clase de español.

Una vez en secundaria el profe “Chetos” (Nota de Carlos del 2013: El maestro en cuestión se llamaba Aniceto) nos encargo que escribiéramos un soneto, y el mío le gusto tanto que el mismo profe lo leyó en voz alta delante de todos. Qué bueno porque yo no hubiera podido leerlo enfrente de todos porque me dan muchos nervios.

Eso fue el año pasado y no me acuerdo en donde leí o en donde oí que los buenos escritores eran los que conseguían salirse de sus propias personas y meterse en la piel de otras personas, y sentir lo que otras personas están sintiendo, como si ellos fueran las oras personas. Y esa vez lo que intente fue ponerme en el lugar de una persona ya mayor.

El soneto se trataba de que yo era una persona ya grande, y le decía a una muchacha joven que aunque la quería no podíamos tener nada entre nosotros por la diferencia de edades.

Entonces el soneto lo hice desde el punto de vista de alguien que no era yo. Yo creo que por eso quedo tan bien. Lo malo fue que ese también lo rompí y lo tiré porque me daba vergüenza de que alguien lo fuera a leer. Es que, como que me quedó demasiado meloso y cursi, como para que alguien lo leyera, además no era yo así que no me importa.

Creo que nada mas me importan las cosas que hablan de mí, por eso ha de ser que escribo este diario. Ahora que se acerca el halloween todos andan en el salón con el ánimo de los fantasmas, los monstruos y los muertos.

Raúl (Nota de Carlos del presente: este era otro compañero de clases) nos dijo de un programa de radio, que volvieron a pasar en “estéreo siete”, que se llama “Tengo miedo” y que ya no lo habían hecho porque la locutora que hacía antes este programa se aburrió de que todas las historias que contaban eran las mismas y nada más les cambiaban el lugar en donde habían pasado. Pero que ahora lo hace otra locutora una vez a la semana.

Yo desde hace muchos escucho el programa “La mano peluda con Juan Ramón Sáenz” (Nota de Carlos del presente: Cuando era adolescente fui fan de los temas esotéricos y de los casos de ovnis, como se darán cuenta yo también fui un adolescente idiota). Que es muy parecido (igual) que este nuevo programa, nomás que con un hombre en lugar de una mujer.

Ese programa lo escucho desde que un vato de tercero de secu nos dijo a uno amigos cuando estábamos en segundo, una vez que estábamos pintando un mural, que a él no le daban miedo esas cosas porque se dormía todas las noches escuchando el programa de "La mano peluda".

Entonces yo también lo empecé a escuchar para ver si era cierto que se te quitaba el miedo, lo escuchó a solas en mi cama, cuando se suponía que debería estar dormido, en mi radio con audífonos lo cual creo que no ayuda mucho a mi propósito de perder el miedo.


22 de octubre del 2000. QUEREMOS COMPRAR UNA OUIJA.

Raúl, Juan Carlos y Chupi quieren que vayamos a comprar una ouija para ver si de verdad funcionan, aprovechando de que está de moda y es temporada de Halloween, queremos ir y comprar una tabla ouija de las que venden en cualquier parte, Juan Carlos nos platicó una vez que él y unos amigos quisieron comprar una, y la señora que estaba en la caja no se lea quiso vender, se asustó mucho, y les dijo que mejor se compraran otra cosa porque eso les podría traer muchos problemas.

Cuando yo era niño tuve la costumbre de juntar unos artículos que salían en el periódico que mi papá compraba. Se llamaban "leyendas macabronas", incluso yo tenía mi archivo personal, en uno de los cajones de mi recámara, donde ponía todas mis revistas de caricaturas: "El pato Lucas", "Bugs Bunny", "Tom y Jerry", "la Chimoltrufia" y también tenía un legajo en donde reunía los recortes de periódico de los artículos del periódico, sobre espantos y aparecidos y uno que otro monstruo. Como por ejemplo el relato del “hombre bogavante”, que después supe que era una enfermedad que era la misma enfermedad que tenía el pingüino de la película de Batman y que el nombre de la enfermedad viene del parecido que las manos de los enfermos tienen con las tenazas de los cangrejos.

Yo a mis 10 años de edad me la pasaba leyendo los periódicos que traía mi papá, la sección de caricaturas, la sección de leyendas de miedo, y la sección de chistes del “coyote inválido”, (una columna de humor que aparecía en un periódico local, durante los años de mi niñez) ahora ya casi no lo hago. Pero en aquel tiempo no me conformaba con sólo leer otras cosas, también las recortaba y las guardaba en archivos separados, uno era mi archivo de chistes, donde guardaba caricaturas del periódico, no todas solamente las mejores. Y en ese archivo también guardaba la sección de chistes del “coyote inválido”. En mi otro archivo guardado los artículos de leyendas y cosas de miedo que me encontraba por ahí.

De hecho, ahorita mientras escribo esto, recuerdo que ese archivo de cosas de miedo lo comencé porque como a los ocho años de edad, una vez que estaba jugando con unos primos en un descampado (siempre que visitaba a mis abuelitos, mis primos y yo, íbamos a jugar a ese lugar) me encontré unas hojas a medio quemar, donde explicaban unas cosas de monstruos y de fantasmas, que ahora ya no recuerdo que decían. Pero el hecho de haberme las encontrado en un baldío y el aspecto de avejentado que tenían las hojas, también medio chamuscadas, además de que hablaban sobre cosas ocultas, le daban un valor especial a esos "importantes documentos secretos" que me había encontrado a mis ocho años.

Mis papás y yo regresamos a nuestra casa, y yo ahora poseedor de estos valiosos documentos, que no sé de dónde demonios habían salido y porque alguien los había intentado quemar, me empecé a interesar en todo lo que llegara a mis manos, y lo que no llegara también. Juntaba cosas acerca de brujas, vampiros, fantasmas, muertos, magia negra, y en general cosas de terror.

Otra cosa, regresando al tiempo presente, que nos dijo Raúl es que las ouijas de las que venden en las jugueterías, que es donde Juan Carlos y sus amigos quisieron comprar una, no funcionaban. El dice que las ouijas que si funcionan son las ouijas hechas de hueso y que esas nada más se conseguían con las brujas que viven en la Huasteca (Carlos presente: “La Huasteca” es una zona montañosa cerca del lugar en donde estudiábamos). Dice Raúl que estas son unas ouijas "curadas", no sé qué quiera decir con eso, y que con esas si puedes contactar con los muertos y que ellos sí te responden, pero que lo único que no les debes preguntar es ¿Cuál es la fecha de mi muerte? Porque entonces te mueres en ese momento.

Yo sí quiero que compremos una ouija. Pero el problema es, como dijo Chupi, que luego no sabemos en dónde la vamos a guardar. Quedamos en que nadie de nosotros la podía guardar en su casa, porque: 1- nuestras mamás se iban a infartar. 2- a veces cuando usas la ouija por primera vez no pasa nada, pero hay veces en las que con el tiempo empiezan a pasar cosas raras en los lugares en donde se queda la ouija. Hace poco Juan Carlos nos platicó de un caso que él vio, y que hasta sacaron un libro de eso que se llama "El libro de cañitas", en donde pasó lo mismo y por andar jugando con una guija, a todos los que vivían en esa casa los fue matando de uno por uno, hasta que nada más quedó vivo uno de los que vivían en esa casa, y fue él quien escribió el libro donde cuenta este caso.

Yo no quiero mucho a mis papás, pero tampoco es como para que los mate un fantasma. O sea que no tenemos un buen lugar para que se quede en la ouija, otra posibilidad es que la tiremos una vez que la usemos, pero que una vez leí un caso en el que querían tirar una ouija y la ouija regresaba siempre a la casa de quienes la habían usado. Dijo Raúl que en esos casos lo que se debe hacer es quemarla y rociar las cenizas con agua bendita (o algo así, la verdad no escuché bien) pero la cosa es que no tenemos un lugar para poder usarla, y tampoco tenemos un lugar para poder guardarla después de que la usemos.

O sea que vamos a tener que conformarnos con seguir escuchando los programas de misterio, en el radio solamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario